¿Te pasa que sin darte cuenta te quejas a la mínima? ¿Te quejas por situaciones triviales? ¿Te quejas hasta del tiempo? Si has dicho que sí, el experimento de no quejarse en 30 días te vendrá genial.
Gracias a este experimento, hemos sido más conscientes del poder que tiene la queja y como, conscientemente, podemos cambiar nuestra situación sin quejarnos.
Tabla de contenidos
¿Por qué hemos elegido este experimento?
La queja se ha integrado tanto en nuestra vida que se ha convertido en algo normal. No es porque tengamos una vida difícil sino que se ha transformado en mal hábito.
En este experimento hemos decidido cambiar de perspectiva y decidir no posicionarnos como víctimas cada vez que tengamos una situación complicada o inesperada.
Queremos romper ese hábito, ahorrando energía y tiempo, recuperando la sensación de control que tenemos sobre las cosas.
Bases del experimento
Participantes: Javier y Vero
Duración: 30 días
Reglas:
- No quejarse
- Tan pronto sintamos la necesidad de quejarnos, evitaremos tomar el camino de la queja y buscaremos una solución.
- No quejarse no significa no indignarnos por injusticias ni dejar pasar cualquier cosa, sino simplemente tener una posición activa y de cambiar lo que no nos gusta en vez de quejarnos.
Fases del experimento
Primera semana
Javier: Destacando el primer día sobretodo, me sentía lleno de energía y emoción por empezar el experimento. En momentos puntuales, notaba que que quería quejarme por cosas insignificantes y tontas. Sin poder disfrutar de los pequeños momentos con mis amigos o con mi familia.
Las frases motivadoras y tener en cuenta los objetivos, me han ayudado a no tolerar la queja.
Vero: La primera semana tenía en mente mucho lo de no quejarme, no sentirme una víctima, no gastar energía y encontrar soluciones a cualquier problema.
Una de las cosas que me dí cuenta era que al llegar a casa y querer explicar mi día. Al comentar las cosas que me habían ocurrido, formulaba las respuestas en forma de queja, aunque fueran cosas que no me molestarán o me cansaran. El hecho de cambiar el enfoque me hizo ser muy consciente.
Estamos muy mal acostumbrados a la queja. Lo digo yo, que creía que casi nunca me quejaba.
Segunda semana
Javier: La muerte prematura de un ser querido me hizo olvidar el experimento durante 2 días. Volver a ello se ha hecho difícil al principio. Con el fin de no volver a quejarme en un momento crítico como este, me volqué en el libro de Chris Bailey. Un libro fabuloso para ampliar mi perspectiva sobre la gratitud.
Lección clave de esta semana: quejarme me impide avanzar como también buscar soluciones.
La frase “eres la media de las cinco personas con las que te rodeas” tiene mucho sentido, especialmente si realizas el experimento de no quejarse
Vero: A veces entramos en estados de ánimo que a pesar de que no nos gustan es como que nos sentimos atrapan. Creemos que debemos sentirnos así de manera prolongada, cuando ni cambia nada ni mejora la situación. Creo que este experimento lo hicimos en el mejor momento sin saberlo porque cuando llega un momento difícil y eres consciente de que quejarte no te sirve para nada, aunque quieras hacerlo y no puedas pensar en otra cosa, empiezas a hacerte preguntas sobre cómo puedes sentirte mejor. Y empiezas a buscar soluciones positivas.
Es enfocarse en lo que puedes cambiar y aceptar aquellas cosas que no puedes cambiar. Dejas de cerrarte a soluciones y lo fórmulas en preguntas.
Me he dado cuenta que el quejarse te posiciona como víctima y hace que muestres pasividad, creando sensación de impotencia. En cambio, si piensas que puedes hacer para que esto que me molesta/duele pare, puedes encontrar soluciones más satisfactorias y que tienen un impacto tanto a corto como a medio plazo sintiéndote mejor.
Tercera semana
Javier: Aunque por las mañanas me siento cargado de energía, noto que la tarde me afecta algo más y tiendo a volver al viejo hábito. Implementar la meditación durante pocos minutos al principio, me ha ayudado a tener más claridad.
Cada vez que capto un mensaje negativo, inmediatamente lo bloqueo, sin miramientos. Menos mal que no veo las noticias.
Vero: Ya ha pasado la novedad del experimento por lo que a veces me olvido de lo que me había propuesto.
Recomiendo practicar el experimento con alguien más. Para que cuando no te des cuenta y te quejes te diga esa persona: “¡Hey, que te estás quejando!”. Y viceversa.
Cuarta semana
Javier: En momentos puntuales de extrema urgencia noto como inconscientemente me quejo pero automáticamente rectifico.
A veces noto bastante negatividad sino me centro en lo bueno que tengo en el presente. Ahora entiendo porqué la adaptación hedónica es tan potente, si nosotros no podemos elevar nuestro estado de felicidad por defecto, seguiremos así para siempre.
Dios, qué bien sienta levantarse con positividad sin que me levante con estrés, parte responsable es el experimento. Estoy seguro.
Vero: Me he dado cuenta de que la queja crea una falsa sensación de interacción social, te sientes más cerca de la persona y con más cosas en común cuando en realidad no os conocéis más y os priva de conoceros de verdad. Si evitas quejarte surgen conversaciones más interesantes, pudiendo conocer más a los demás.
Ahora en determinas ocasiones, según mi estado de ánimo, me da mucha pereza que la gente se queje… Sobretodo de cosas poco importantes.
Conclusión
El experimento de 30 días sin queja nos ha permitido extraer conclusiones muy positivas:
- Identifica la queja tan pronto como aparezca y toma conciencia
- No te identifiques con la queja ajena.
- Es satisfactorio centrarse en la solución en vez de en el problema.
- No nos identifiquemos como víctimas
- Reconozcamos la queja como una oportunidad para el cambio
Hasta aquí el experimento de no quejarse en 30 días.
Como ves, nosotros hemos tenido nuestros altibajos a la hora de gestionar la queja. Pero eso no significa que sea difícil.
Ahora dinos:
¿Te apuntas a hacerlo tú también? Si es así, ¡mucha suerte y un fuerte abrazo!
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